Llevamos una semana muy intensa. Desde que la Junta de Castilla y León comenzó a adoptar medidas en relación con el COVID-19 en el conjunto de la Comunidad el pasado 11 de marzo, en Cáritas Diocesana de Valladolid hemos estado en un continuo proceso de adaptación para adecuarnos a las decisiones de las autoridades. El domingo 15 de marzo, con la Declaración del Estado de Alarma el día 14, los intercambios de mensajes y llamadas para organizar las tareas y no abandonar a las personas más vulnerables se prolongaron hasta altas horas de la noche.
Dos claves son las que se han tenido presentes para continuar el ejercicio de la caridad:
- La responsabilidad personal y comunitaria para evitar la propagación de la enfermedad observando las medidas adoptadas por las autoridades civiles y sanitarias. Todo ello con el fin de que la situación pueda ir remitiendo lo antes posible. No contagiarme y no contagiar son hoy signo de amor.
- La búsqueda imaginativa de otros medios para continuar haciéndonos “cercanos y solidarios con quien sufre” en este momento, personal y comunitariamente. Hoy también toca ser testigos del amor de Dios.
Cáritas Diocesana de Valladolid continúa su atención, tomando todas las medidas necesarias para evitar convertirse en un foco de contagio de la enfermedad:
- El Equipo de trabajo social continuará acogiendo a las personas con necesidades sociales básicas que sean urgentes y no estén atendidas por otras entidades mediante cita previa, para garantizar las condiciones sanitarias. Se ha recomendado la supresión de toda actividad en este sentido (despachos de acogida, repartos de alimentos, roperos, …) en las parroquias.
- Las personas sin hogar han continuado recibiendo los servicios básicos, también durante el fin de semana, hasta que las administraciones públicas habiliten una solución que evite el desplazamiento continuo que incrementa el riesgo de enfermar de estas personas especialmente vulnerables.
- Se han extremado las medidas en los recursos residenciales de Cáritas con el fin de evitar la aparición de la enfermedad. No se ha cerrado ninguno de estos recursos.
- Se está realizando un acompañamiento telefónico de aquellas personas más vulnerables, especialmente personas solas, como pueden ser los mayores. Un objetivo prioritario es paliar los efectos del aislamiento social, que para algunas personas adquiere un importante grado de gravedad.
- El equipo de administración continúa trabajando para poder gestionar adecuadamente las ayudas que sean precisas.
- El servicio de recepción atiende las llamadas, de momento de 9 a 13 horas con posibilidad de ampliarlo en función de la necesidad.
Además se continua realizando tareas ordinarias de gestión de los proyectos como registro de intervenciones en el sistema informático, elaboración de informes y memoria, preparación de actividades, revisión del desarrollo de los proyectos para la incorporación de mejoras que les den más calidad, contabilidad, …
Los técnicos informáticos están habilitando los medios para que todos aquellos trabajadores de Cáritas que lo puedan hacer, estén trabajando desde sus domicilios siguiendo, así las indicaciones de las autoridades.
Sí se han suprimido todas las actividades grupales que se realizan en los centros de Cáritas Diocesana así como en las instalaciones parroquiales. Para garantizar la protección del voluntariado, máxime teniendo en cuenta que la gran mayoría forma parte de la población de riesgo debido a la edad, se ha indicado a la gran mayoría que siga la instrucción de permanecer en su hogar.
El equipo directivo, junto con las personas coordinadoras de cada área de trabajo, están manteniendo contacto permanente durante todo el día para ir realizando los ajustes precisos a las nuevas circunstancias.
Esta Cáritas permanece en contacto con la Confederación Cáritas Española siguiendo las orientaciones comunes, así como en comunicación con nuestros pastores, el cardenal arzobispo D. Ricardo, y el obispo auxiliar D. Luis.
En conclusión, Cáritas Diocesana de Valladolid se suma al lema #LaCaridadNoCierra y continúa y continuará moviéndose en el difícil equilibrio entre garantizar la seguridad de sus agentes y mantener el servicio a los últimos.