Hasta el 20 de marzo, este lugar era el dormitorio de dos personas que, arrolladas por la vida, habían encontrado en él un espacio de descanso… no formaban jaleo, no dejaban suciedad, era su lugar y con respeto lo mantenían. Por desgracia no habían de ocuparse de la ventilación, que ya el invierno aventaba la estancia. Cada noche, mantas y cartones abrazaban sus cuerpos, pero la noche del 21 de marzo, en plena pandemia, en pleno estado de alarma, después de pasar una semana allí confinados día y noche, sin deambular por la ciudad, no están bajo sus abrigos, no acuden a su dormitorio, ¿qué suerte habrán corrido?, ¿qué habrá sido de ellos?…
Los momentos de crisis son también tiempos de oportunidad, y si pasa un tren, hay que subirse… ellos lo hicieron. Se confinaron con un grupo de dieciséis personas en el Seminario de Valladolid, pasando a ser parte del «Proyecto San José» desarrollado Cáritas Diocesana de Valladolid, hasta el día uno de Junio.
Nuestro acompañamiento a estas personas no terminó al salir del Seminario: en estos casos, uno de ellos pudo poner al día su economía tras esos meses que facilitaron un ahorro y alquilar una vivienda para continuar con su vida, y a la otra persona se la ofreció apoyo en una vivienda de la entidad y formación en uno de los cursos de limpieza que desarrolló Caritas tras el confinamiento, lo que se ha transformado, tras las prácticas del curso, en un contrato laboral que le proporciona unos ingresos económicos que en breve le permitirán vivir de manera autónoma y volver a retomar las riendas de su vida.
El dormitorio sigue vacío y ¡gracias a Dios! es por buenos motivos. Queremos seguir ayudando a las personas que se encuentran en situaciones tan adversas a salir adelante, a soñar con una vida distinta, lejos de la calle.
El Equipo del Programa de Personas Sin Hogar (Cáritas Diocesana de Valladolid)