El programa “Envejecemos en común”, como toda la actividad de Cáritas Diocesana de Valladolid, se ha tenido que ir readaptando a la evolución de la pandemia.
Lamentablemente ha habido que renunciar a las actividades grupales o al encuentro interpersonal, a la calidez de la cercanía y del contacto físico. Pero a lo que no se ha renunciado es al sentido del programa: contribuir a paliar la soledad y el aislamiento social, ayudando también a un buen envejecer.
Una de las consecuencias de la situación sanitaria ha sido la reducción de personas mayores acompañadas. Unas porque continúan en sus pueblos; otras por el miedo, propio o de los familiares. Pero la pandemia ha traído una noticia positiva: se han incorporado nuevas personas voluntarias a la tarea, y la implicación de las parroquias, si cabe, es mayor. Hay equipos acompañando a las personas mayores en las zonas de Parquesol, Huerta del Rey, Rondilla, Belén, Pilarica, San Isidro, Centro y Paseo de Zorrilla en la ciudad; y en Olmedo y Comarca de Medina del Campo en la provincia.
Eso sí, el modo de trabajar de las personas voluntarias ha tenido que cambiar, apareciendo el teléfono como una herramienta de trabajo fundamental, y la visita con distancia física y sin entrar en el domicilio o la atención individualizada en la parroquia como la forma de encuentro respetando la distancia física pero manteniendo la relación social.
El arranque del programa después del verano ha sido más lento de lo habitual. Las dudas sobre qué hacer, los diálogos con los párrocos sobre las posibilidades que ofrecen nuestras parroquias, las medidas cambiantes de la administración… han retrasado todo.
En todo el proceso de puesta a punto se ha contado con las mismas personas mayores. A través de llamadas telefónicas, se ha consultado a las personas que en marzo estaban participando en las actividades qué querían hacer.
El resultado final es la puesta en marcha de la acción “Contigo en casa”. Una de las actividades es “Nos llamamos”, en la que diez personas mayores continúan siendo acompañadas personalmente mediante llamadas telefónicas y apoyos puntuales cuando los precisan.
La otra se denomina “Nos cuidamos en casa”. Las personas voluntarias de las Cáritas Parroquiales dedicadas al acompañamiento de los mayores les facilitan en su domicilio o en la misma parroquia unos materiales que les permitan cuidar algunos aspectos de su envejecimiento para que sea más saludable. La entrega es mensual se completa con la llamada telefónica y la visita al domicilio a algunos para mantener con ellos un contacto continuado que permita paliar la soledad. En total, ciento cincuenta y cuatro mayores han optado por esta opción.
Por otra parte, aprovechando la amplitud de los templos, también se están desarrollando unas microcharlas de no más de media hora, ante o después de la eucaristía diaria, sobre temas relacionados con la salud de las personas mayores, acción que se ha llamado “Saber cuidarnos para vivir bien”. La primera temática elegida, como no podía ser de otro modo, es la prevención de la COVID – 19. Porque nunca es suficiente la prevención que realicemos.
De este modo, Cáritas Diocesana de Valladolid, las comunidades parroquiales, están ayudando a los mayores a decir no a la soledad. Para ello cuenta con la financiación de la Junta de Castilla y León con cargo a la asignación tributaria del IRPF.