Cáritas Diocesana de Valladolid pone en práctica una «cultura del cuidado» de las personas mayores.
La cultura del cuidado es la propuesta del papa Francisco como camino para la paz en la LIV Jornada de la Paz (2021). Significa «hacernos cargo los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad», «apreciar el valor y la dignidad de cada persona, actuar juntos y en solidaridad por el bien común, aliviando a los que sufren»
Cáritas Diocesana de Valladolid, entre otras realidades de sufrimiento, cuida de las personas mayores acompañando su soledad a través de una serie de acciones agrupadas en el programa ‘Envejecemos en común’. Es un programa que comparte con otras Cáritas de Castilla y León, y está financiado por la Junta de Castilla y León, con cargo a la asignación tributaria del IRPF, y Cáritas Española.
La preocupación de los últimos Papas por los mayores ha sido constante. También Francisco en no pocas ocasiones recuerda el valor de la ancianidad: «La «riqueza de los años» es la riqueza de las personas, de cada persona que tiene a sus espaldas muchos años de vida, experiencia e historia. Es el tesoro precioso que toma forma en el camino de la vida de cada hombre y mujer (…). Porque la vida es un regalo, y cuando es larga es un privilegio, para uno mismo y para los demás. Siempre, siempre es así» (Congreso Internacional de Pastoral para los ancianos, enero de 2020).
En este Congreso de Pastoral para los ancianos, Francisco anima a: Salid a las calles de vuestras parroquias y buscad a los ancianos que viven solos. (…). La soledad puede ser una enfermedad, pero con caridad, cercanía y consuelo espiritual podemos curarla.
La diócesis de Valladolid ha acogido este llamado de Francisco y desde el curso pasado se ha marcado como objetivo avanzar en el acompañamiento de la soledad. Cáritas de Valladolid se suma aún en estos difíciles momentos de pandemia que ha agravado el aislamiento social de los mayores en su domicilio. A pesar de las dificultades, parroquias, voluntariado y técnicos han continuado ‘cuidando la vida’ de esos mayores a través del encuentro mediante diferentes cauces: las llamadas telefónicas, la visita al domicilio (sin entrar en él para evitar contagios), la entrega de material en sus casas para continuar desarrollándose como persona…
No son grandes cosas las que se hacen, pero para los mayores son muy importantes, lo agradecen de corazón y también cuidan a su modo de voluntarios y profesionales:
- «Hacéis todo lo que podéis y más. Estoy muy agradecida y contenta. ¡¡Qué paséis una Feliz Navidad!! M.H. (86)
- «Gracias por cuidarnos mucho, mucho». R.L. (85)
Pequeños gestos significativos de cuidado. Como lo es el acompañamiento de las personas más mayores, como Lila, de 101 años, de quien están pendientes Agustina, voluntaria del Proyecto de Huerta del Rey, y Natalio, sacerdote de la parroquia de San Ramón Nonato.
«Estoy bien, me siento bien, como bien, me cuida una persona que hace de hermana, hija, cuidadora… dependiendo los momentos, y soy afortunada porque pese a mis años aún hay personas que me visitan a mi casa compartiendo la fe cristiana que tengo y tenemos» Lila (participante de 101 años)
O los que permiten a las personas mayores mantener la autonomía y la capacidad de decisión para cuidarse a sí mismas es el objetivo de las charlas de Educación para la Salud. Blanca, voluntaria de Cáritas y farmacéutica de profesión, está acudiendo a la parroquia que lo solicita a recordar a las personas mayores las medidas que tienen que adoptar para prevenir el contagio de la COVID-19.
Y también significativo es el hecho de que mayores se cuiden cuidando como voluntarios a otras personas mayores. Como Eugenio, que sobrepasa con creces los ochenta años, que desde la sabiduría de la edad nos recuerda: «tenemos la suerte de tener Fe, eso nos ayuda a continuar acompañando con esperanza de Vida, a pesar de la edad que yo proceso»
A Agustina, a Natalio, a Blanca, a Eugenio y a todas las personas de Cáritas implicadas en los cuidados de los mayores más frágiles les dedica Francisco estas palabras: «No os desaniméis, ¡adelante! »