Jóvenes que quieren “darle una vuelta” a su vida
Se trata de una nueva forma de intervención psicoeducativa con jóvenes entre 18 y 30 años que se encuentran en procesos terapéuticos individuales. Después de cinco meses de experiencia, podemos decir que el grupo se ha hecho realidad.
Delibera convoca hasta 8 plazas por curso para jóvenes que necesitan profundizar en su vida y hacerla más saludable. Son diferentes entre sí, cada uno acude por una razón distinta, sus momentos personales son diversos, y sus historias también difieren en gran medida, pero viven necesidades similares que los unen.
Una de ellas es que experimentan el malestar emocional. La ansiedad acompaña el día a día de la mayoría de ellos; a veces se han acostumbrado a la sensación por su cronicidad y otras se sienten bloqueados por ella en situaciones concretas, impidiéndoles avanzar en sus objetivos. En algunos esa ansiedad va acompañada de momentos de melancolía, o de frustración; para otros la ansiedad es la antesala de su rabia contenida.
Todos las personas, jóvenes y adultas, vivimos estos sentimientos a veces, y en algunas temporadas de forma intensa, pero estos jóvenes atraviesan estas emociones en un momento crucial de su vida.
Esa es la segunda cosa que los une, atravesar un momento crucial. Y no, no sólo porque sean jóvenes. Todos ellos se encuentran en una etapa de transición decisiva.
Un proceso que todos debemos hacer en algún momento de nuestra vida: construir nuestro yo, nuestro proyecto de vida adulta. Una complicada tarea que la mayoría podemos llevar a cabo cuando se dan las condiciones adecuadas: una suficiente estabilidad económica, un adecuado apoyo de familiares o tutores y una situación personal que permita cubrir, al menos en parte, nuestras necesidades de seguridad, de afecto y de valoración.
Cuando se dan estos factores podemos soñar con aquello que queremos estudiar, o con la vocación que nos gustaría desarrollar; nos preocupa elegir bien a nuestros amigos y encontrar quizá la pareja que encaja con nosotros. Pero si estos factores no están presentes en cierta medida, el proyecto queda “a la espera”.
Y éste es el tercer punto que los une: los participantes de Delibera tienen un proyecto de vida que está esperándolos, y que espera a que su mundo emocional pueda ponerse en orden, a que la imagen que tienen de ellos mismos gane en la balanza contra el malestar.
Cuando lo consigan, podrán lanzarse a mostrar su mejor cara en una entrevista de trabajo, se verán libres de retomar sus estudios, podrán recuperar un papel de responsabilidad en su familia, se atreverán a construir amistades profundas o experiencias de compromiso en pareja, o incluso podrán empezar a perdonar su pasado, un pasado que para algunos fue especialmente duro.
¿Cómo les prepara Delibera para ese día? Contando sus avances de la semana, dedicando un tiempo para entrar en una parte de su mundo interior y compartiendo con el resto del grupo lo que descubren de sí mismos.
¿Y de qué hablan allí? De cuatro grandes temas: la imagen que tienen de sí mismos, la iniciativa en la búsqueda de soluciones, las relación con sus emociones y las de los demás, y la realización de planes de futuro teniendo en cuenta sus propios valores.
Es un lujo poder acompañar a estos jóvenes en este momento de transición, trabajar con ellos deja un poso de esperanza, esperanza “de la real”, y la convicción de que la vida se abre camino aunque no siempre empiece con buen pie.