El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. El origen de esta conmemoración se encuentra en la lucha de mujeres obreras por un salario y condiciones justas de trabajo. Actualmente sigue siendo una jornada reivindicativa necesaria ante la vulneración de los derechos humanos de las mujeres, extendiéndose mucho más allá de sus condiciones laborales.
Aún hay países en el mundo con leyes machistas que impiden el pleno desarrollo de las mujeres: prohibiciones para su participación en la vida pública, restricciones al desempeño de ciertos trabajos, justificaciones de la violencia… en definitiva, negando el valor de sus vidas.
Aún hay 12 millones de niñas obligadas a contraer matrimonio antes de cumplir los 18 años y 4,32 millones corren el riesgo de sufrir mutilación genital.
Aún existe en el mundo la trata de personas con fines de explotación laboral y sexual: en 2018, de cada 10 víctimas de trata a nivel mundial, 5 eran mujeres adultas y 2 eran niñas.
Aún las mujeres siguen sufriendo violencia: se estima que a nivel global, 1 de cada 3 mujeres ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual por parte de una pareja íntima o violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja.
Aún las mujeres tienen un 25% más de probabilidad que los hombres de vivir en la pobreza extrema.
Aún, sólo 1 de cada 4 escaños en los parlamentos nacionales están ocupados por mujeres.
Aún las mujeres dedican 3 veces más tiempo que los hombres al servicio doméstico y cuidados no remunerados, lo que limita su acceso al mercado laboral; frente al 93% de hombres entre los 25 y 54 años en el mercado laboral, hay un 62% de mujeres.
Y aún, nos asaltan datos como que casi un 20% de los jóvenes de nuestro país, entre los 18 a 21 años, considera que golpear a su pareja tras una discusión, insultar o controlar el móvil no es una forma de maltrato.
“Destaco la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación. La violencia verbal, física y sexual que se ejerce contra las mujeres en algunos matrimonios contradice la naturaleza misma de la unión conyugal…” “La historia lleva las huellas de los excesos de las culturas patriarcales, donde la mujer era considerada de segunda clase, pero recordemos también el alquiler de vientres o la instrumentalización y mercantilización del cuerpo femenino en la actual cultura mediática. Hay quienes consideran que muchos problemas actuales han ocurrido a partir de la emancipación de la mujer. Pero este argumento no es válido, es una falsedad, no es verdad. Es una forma de machismo”. Exhortación Apostólica Amoris Laetitia. Papa Francisco. 2016
Cáritas aprovecha esta oportunidad para llamar la atención sobre las especiales dificultades que atraviesan las mujeres que participan en sus proyectos, situaciones en las que mujer y pobreza forman un binomio que acentúa su discriminación:
- Víctimas de maltratos por parte de sus parejas, sin independencia económica, sin apoyos familiares, con miedo a denunciar, a poner voz en voz alta lo que sufren; mujeres mayores resignadas a vivir con miedo; las que residen en el medio rural con más dificultades para acceder a los recursos.
- Mujeres solas, con hijos a su cargo, con dificultades enormes para conciliar trabajo y cuidados; enredadas en la prestación de ayudas económicas que no les permiten desarrollarse con autonomía.
- Mujeres de minorías étnicas, que intentan salir del yugo de patrones culturales o religiosos que las imposibilitan desarrollarse plenamente.
- Mujeres atrapadas en redes de explotación sexual, extranjeras, con miedo porque no son de aquí, porque desconocen las consecuencias de rebelarse ante la violencia y los abusos.
Como afirma el Papa Francisco, “la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que «doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos» (Fratelli Tutti, 23)”
Sólo a través de la puesta en marcha de políticas públicas reales, dotadas de recursos, encaminadas a erradicar las desigualdades existentes tanto en el ámbito internacional, nacional como local, podremos conseguir vivir en una sociedad auténticamente igualitaria, inclusiva y sostenible.
Porque #EllasSomosNosotras y nosotras somos ellas, juntas podemos crear un mundo mejor para todas, para todos.https://www.caritas.es/ellas-somos-nosotras/