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Gabriel sí recorrió el Camino de Santiago

De forma alarmante, la realidad de la exclusión residencial se introduce en nuestras vidas. Seguro que todos conocemos a algún familiar, amigo o conocido que se ha tenido que enfrentar al mercado inmobiliario en busca de un lugar donde vivir. Estas batallas son muy desiguales, siendo “mortales” para los colectivos en situación de vulneración social, que en los casos más extremos tienen que aceptar la calle como hogar.    

Este año Cáritas ha utilizado el símil de la dureza de recorrer el Camino de Santiago con la dureza de la vida de las personas sin hogar, utilizando para el cartel de la campaña la imagen de una persona que en este caso también se llama Santiago.

En Cáritas Diocesana de Valladolid contamos con la aportación de una persona que incluye ambas experiencias. Gabriel, una persona que tiene como hogar las calles de nuestra ciudad:

“Mi historia ha sido una vida de problemas en todos los aspectos de la vida, que me han llevado desde ser interno en un colegio con ocho años, conocer la realidad de pisos de mujeres maltratadas y también prisión.”

Y estas son sus vivencias y reflexiones tras recorrer “El Camino de Santiago”…

“Este verano tuve la valentía y la suerte de hacer parte del Camino Olvidado, camino primigenio que posteriormente se fue desplazando hacia el sur para convertirse en las rutas actuales del Camino de Santiago. Salí directamente del centro de día de Cáritas Valladolid, al que acudía todas las mañanas junto con mi mochila, para tomar un desayuno y darme una ducha. He recorrido 360 km, desde Bilbao, que han supuesto para mí una inolvidable experiencia. Son muchas las cosas que podría contar, pero una vez reposado todo lo vivido quisiera recalcar las cuatro ideas siguientes:

1.- Ha sido un valiosísimo tiempo de conocimiento personal. A ello me ha ayudado mucho el conocimiento de pueblos, rutas e historias que han sido fundamentales en una evolución interior.

2.- Dentro del conocimiento personal requiere una especial atención mi trabajo interior de reflexión, durante todo el trayecto. Se trataba no solo de buscar fuera, sino en mí mismo. Pensar y reflexionar sobre las trabas, las dificultades que en todo momento te van poniendo a prueba, pero también sobre los animales, la naturaleza, los edificios, mirar al cielo, todo eso han sido grandes momentos que he tratado de absorber y que me han permitido descubrir que esos momentos, todas las cosas que surgen en el camino, son puestas por Dios para que tú aprendas.

3.- De todas las sensaciones que he vivido, me quedo con la sensación de despojado… recibí falsas acusaciones, me echaron de mi casa, me arrebataron todo lo que había logrado trabajando y sentí que me robaban mi tiempo, mi salud, mi vida. Aceptar eso, que ha sido difícil, hace que surjan cosas extraordinarias y uno compruebe, de primera mano, aquello de que “Dios proveerá”.

4.- Dejar todo para vivir lo básico. Esta frase tan escuchada, y tan sencilla, ha sido la filosofía en la que me he reafirmado. Cuesta aprender a soltar las muchas cosas materiales que tienes, pero se hace. Tu tiempo es lo más valioso. Inviertes lo poco que tienes en algo más valioso, y eso es mucho. El desayuno y la cena son lo básico; dormir puedo en cualquier parte. Hay que aprender a priorizar.

Por todo esto, solo puedo dar gracias por lo vivido y emplazarme para volver en 2025”

En España, en la actualidad, hay miles de Personas en Situación de Sin Hogar, Cáritas Valladolid acompañó en 2023 a 623 personas. Y ellas nos dicen:

“La falta de reconocimiento y protección de nuestros derechos básicos nos aísla de la sociedad y nos invisibiliza. Hace que nos sintamos en soledad, con miedo y vergüenza, perdidos y perdidas, que sintamos rechazo, tristeza y sin orientación en este camino lleno de piedras y dificultades.

Somos personas en situación de sinhogarismo, cada una de nosotras está recorriendo un largo camino de encuentro hacia la inclusión efectiva en la sociedad, hacia el logro de nuestras metas, hacia la mejora de nuestras vidas y de las comunidades que nos arropan.

Tenemos tanto que aportar: queremos ayudar y ser útiles, devolviendo con creces lo que recibimos, a través de nuestra sabiduría, conocimientos, experiencias, capacidades y valores.

Nuestro corazón está abierto a quien lo pueda necesitar, con todo el afecto, cariño y comprensión para acoger y acompañar a quienes nos encontramos en este camino.

Queremos poner todo de nuestra parte: dos manos, nuevas ideas, esfuerzo, voluntad y ganas para mejorar, colaborando en el crecimiento y el desarrollo de las comunidades de las que formamos parte.

Somos personas en situación de sinhogarismo, recorriendo un camino que tenemos que hacer juntas, para que nadie se quede atrás, porque nos necesitamos unas a otras para llegar a nuestro destino.

Es por eso que te pedimos que nos acompañes, que andes a nuestro lado y que cuentes con nosotras y con nosotros: te pedimos tu apoyo, que nos veas con respeto, que nos mires desde la empatía, con confianza y comprensión, desde la cercanía y la humanidad.

Te pedimos que nos des la oportunidad de formar parte de algo más grande que nos une, de desarrollar todo nuestro potencial humano, de ser ciudadanía.” (Manifiesto del día de las personas sin hogar – Cáritas)

¿Y tú? ¿Cuál es tu mirada?