Cáritas reclama la responsabilidad de la sociedad para reconstruir y tejer un modelo social sostenible e inclusivo para toda la población para erradicar el sinhogarismo.
Nos encontramos en el segundo año del ciclo del trienio “Y tú, ¿qué dices? Di basta. Nadie Sin Hogar”, y queremos destacar como eje central de la campaña 2020 que la vivienda es un derecho humano, necesario para preservar la dignidad de todas las personas. Las circunstancias sobrevenidas a raíz de la pandemia mundial provocada por la COVID19 nos han resituado en un nuevo mapa histórico en el que emerge una sociedad mucho más frágil y vulnerable con una hoja de ruta más llena de incertidumbres que de certezas.
Como individuos y colectividad hemos vivido una experiencia de fragilidad compartida al sentirnos amenazados por la enfermedad, el miedo, el dolor y el sufrimiento causado por la muerte de nuestros seres queridos. Esta situación ha generado una ola de solidaridad que parece haber sacudido las conciencias y la sensibilidad de la sociedad, pero también, y debido a la distancia social requerida para controlar la pandemia, se ha instalado el temor colectivo a contagiar y a ser contagiado y el desconcierto ante una situación jamás vivida antes. Prevemos que esta situación ha alimentado actitudes como el individualismo, la sospecha y la desconfianza ante el comportamiento del resto de los ciudadanos.
También se ha ido gestando una grave polarización de la sociedad a merced de los diferentes vaivenes políticos, la desinformación, los bulos o el exceso de la misma, el control del Estado y el recorte de libertades amparado en la protección de la población. Al tiempo que la situación económica y social de una parte importante de la sociedad ha sufrido un importante revés por la falta de empleo y de recursos, a pesar de la aprobación del Ingreso Mínimo Vital.
La emergencia económica y social en relación con la vivienda tiene visos de emergencia habitacional, ya que el aumento de personas con dificultades para pagar la vivienda o los suministros, puede abocar a muchas familias a tener que abandonar la misma o a situaciones de desahucio.
Proponemos poner el foco en las personas más vulnerables, las que viven a la intemperie y en las fronteras de los espacios de protección social, las que viven en la calle, sin casa ni hogar, las que no cuentan porque persisten invisibles y alejadas de los intereses comunes. Nos encontramos ante una nueva oportunidad para tomar conciencia y cambiar la percepción que tenemos como sociedad de las personas que viven situaciones de mayor vulnerabilidad.
El derecho humano a la vivienda está ligado al acceso al resto de Derechos Humanos que garantizan vivir la existencia humana con plena dignidad. Las personas que no tienen acceso a una vivienda, a un lugar para vivir que sea techo y hogar, vienen hoy, de nuevo, a expresar y a reclamar los derechos que les han sido negados, a recuperar su espacio legítimo y su derecho a formar parte de un tejido social y comunitario donde cada persona debe tener siempre un lugar común y compartido con el resto de la comunidad.
La experiencia común que hemos vivido como sociedad tanto en nuestro país como en el resto de países del mundo, debe constituirse en oportunidad que no podemos dejar pasar de largo. Ésta se convierte así en nuestro principal reto: repensar juntos los pilares que queremos sostengan nuestra convivencia y darles nuevo sentido y valor para reconstruir y tejer un modelo social sostenible e inclusivo para toda la población. Lo público, lo que es de todas y todos debe ser también para todas las personas, garantizando el Bien Común y el acceso y disfrute a los derechos que nos convierten en sujetos de libertad y responsabilidad.
Líneas-fuerza permanentes que guían la campaña
- Todo ser humano es irrepetible, y tiene derecho a vivir en dignidad, acceder y disfrutar de los derechos humanos (en igualdad de condiciones y provistos de las herramientas suficientes) que las diferentes legislaciones internacionales, nacionales, autonómicas y locales reflejan en sus normas.
- Las personas en situación de sin hogar ven negado en muchas ocasiones el ejercicio de sus derechos (asistencia sanitaria, vivienda, protección social, empadronamiento, etc.), así como su participación en la sociedad y comunidad. Por ello son imprescindibles políticas públicas comprometidas que pongan a las personas en el centro, favoreciendo el acceso y ejercicio de sus derechos. Es imprescindible el compromiso de toda la sociedad para que “Nadie Sin Hogar” sea una realidad: Administraciones públicas, entidades sociales, medios de comunicación, organizaciones, personas afectadas, sociedad en general, etc.
- Siempre desde una mirada integral y desde los Derechos Humanos.
El trabajo de Cáritas Diocesana de Valladolid para la acogida y el acompañamiento de las personas sin hogar.
El Servicio de atención social
El Programa de personas sin hogar, actualmente está atendiendo a un grupo en torno a 60 personas en el centro de higiene “La Milagrosa”, lugar que ha elegido la entidad desde el momento del confinamiento general, así como durante la desescalada para atender a éste colectivo, a lo largo del periodo de confinamiento, éste centro permaneció abierto para tratar de solucionar el problema de acceso a recursos de higiene para las personas que habían quedado en situación de calle, se les ofrecía un desayuno caliente y acceso a duchas, lavandería, todo ello con cita previa para evitar que coincidieran en el lugar más personas de las que marcaban los protocolos de seguridad, asimismo, durante la desescalada, se reforzó éste servicio, entrando en funcionamiento de manera normalizada el día 1 de Junio, momento en que se establecieron los tres turnos actuales para desayuno y duchas, que nos permiten, cumpliendo la estricta normativa, atender las necesidades de desayuno a diario, y las de ducha y lavandería al menos dos veces por semana, incorporando al servicio tareas de podología y peluquería. Desde el día 1 de Julio se pone en marcha nuestro pequeño comedor social que da respuesta a la demanda de un grupo de 10-15 personas que no acceden al recurso municipal, a través de éste servicio podemos acompañar sus procesos y mejorar nuestra vinculación con ellos.
Durante el año 2020 hemos atendido 240 personas, pero es significativa la reducción de la movilidad de las personas sin hogar si tenemos en cuenta que en los últimos seis meses hemos atendido el mismo número de personas que en los tres primeros meses del año.
Durante el confinamiento, la desescalada, y en el momento actual, hay que destacar la implicación del voluntariado, que no ha faltado a su cita con los últimos y han estado acompañando éstas tareas tan trabajosas, prestando especial atención al cumplimiento de los protocolos, pero sin olvidar esa “caricia” que han sabido dar a éstas personas en los momentos de inmensa soledad que les ha tocado vivir.
Las personas a las que se está acompañando en los recursos residenciales
Actualmente se está acompañando a 8 personas en la casa de acogida y 7 más en las tres viviendas tuteladas, dos de titularidad de Cáritas y la otra alquilada para dar cobijo en éste tiempo difícil a los procesos que acompañamos en nuestro programa, durante el confinamiento, la casa de acogida registraba mayor ocupación, ya que estábamos acompañando en la vivienda a más personas cuando se declaró el estado de alarma, pero los protocolos sanitarios actuales, nos exigen una reserva de plaza en orden a garantizar el aislamiento de cualquier residente en cuarentena o covid positivo, en éste sentido, cabe destacar que durante el año 2020 han residido en la casa de acogida 17 personas siguiendo planes individualizados para mejorar su situación, y en las viviendas tuteladas han residido 12 personas.
Previsiones para los próximos meses
Durante el periodo de desescalada, el Programa ha aprovechado para entrar en revisión, las circunstancias han cambiado, nuestra acción también debe hacerlo, por ello se han replanteado nuestros servicios, de modo que cuando el centro de día José María Lacort reabra sus puertas lo hará con algunas modificaciones, se han mejorado los aseos, se han duplicado las duchas y los W.C. para mejor servicio a las personas, también se ha variado la consigna, el ropero, que en éste tiempo de COVID, nos vemos obligados a suprimir por normativa sanitaria en torno a la ropa. Hemos provisto el centro de un aula, con dotación informática, para realización de diversos talleres que nos ayuden a crecer con las personas y a motivar procesos personales de mejora, amén de acercarles a una herramienta cada vez más necesaria para el ejercicio de su derecho de participación.
La previsión de apertura del centro de día José María Lacort es en torno a finales de Octubre, momento en que finalizarán todas las actualizaciones y se retomarán en él las actividades cotidianas de acogida, desayuno, lavandería, duchas, atención social, atención psicológica acompañamientos educativos, talleres formativos. En un primer momento se desarrollarán de manera muy ordenada en atención a los protocolos, con cita previa y número máximo de participantes, procurando la máxima higiene, en todo momento, reforzando en éste sentido la limpieza constante de las instalaciones.
El centro La Milagrosa continuará dando servicio como lo ha hecho de manera ininterrumpida durante este periodo COVID, pero en éste caso volverá a dirigir su atención al colectivo más vulnerable, las personas sin hogar con patologías asociadas, los últimos de los últimos, ofreciendo sus servicios de desayuno, higiene, lavandería, peluquería, podología, acompañamientos educativos, servicio de atención social, atención psicológica, buscando poner a las personas en el centro e iniciando procesos con ellas, que se sientan protagonistas de sus vidas para mejorarlas en la medida de lo posible y organizando espacios de reducción de daños donde las personas puedan superar algunas de las dificultades con las que se encuentran en su vida diaria. Por el momento la actividad de comedor se seguirá desarrollando en ésta ubicación con objeto de evitar la movilidad de los participantes por la cuidad para acceder a distintos servicios.