En los últimos años, en Cáritas, utilizamos mucho una expresión: los “procesos”. Nos damos cuenta de que esa es la clave para hacer más significativa nuestra ayuda. Si hacemos “procesos” no solo estiramos la mano para levantar al que ha caído, ofrecemos el brazo para que se apoye y empiece a andar, y lo soltamos cuando puede hacer su propio camino.
Esa experiencia la estamos viviendo en todos nuestros equipos. Por ejemplo, en el Equipo de Acompañamiento Psicológico y Emocional, los “psicólogos” de nuestra diocesana, que se encargan de acompañar a personas que no pueden abrir camino porque su salud mental es una de sus barreras.
La exclusión social facilita sufrir problemas de salud mental, y los problemas de salud mental facilitan la exclusión. Las personas que acompañamos necesitan ayudas económicas, escucha, defensa de sus derechos, orientación para encontrar empleo y, algunas veces, intervención para superar las heridas de su alma.
Algo así le pasó a Pablo… ¿tienes cinco minutos para conocer su historia?
LA ANSIEDAD DE PABLO
Pablo se presentó en nuestro centro bastante puntual, con una postura erguida que expresaba seguridad y que contrastaba con su cara, en la que podían notarse señales de cansancio o algún tipo de angustia, de esa que lleva tanto tiempo ahí que deja huella en la mirada.
Su acento colombiano me hizo pensar enseguida en el tipo de situaciones que habría vivido en las calles de su ciudad. Algunos de sus compatriotas nos han relatado historias de persecución y de una sensación de inseguridad en los barrios que impiden que la gente desarrolle su vida en paz. Mi prejuicio cayó en vacío al notar que a Pablo no le interesaba hablar de su país de origen.
Tenía 24 años y llevaba ya una década en España, había conseguido su nacionalidad y estaba dispuesto a cumplir sus sueños profesionales, pero la realidad se le hacía demasiado difícil. Enfrentarse a las entrevistas de trabajo a las que se presentaba era el mayor reto de su vida. Cada vez que entraba en uno de esos despachos notaba como las palabras se agolpaban en su boca y salían de él frases inconexas, llenas de titubeos, que le hacían parecer una persona incompetente o, al menos, poco digna de confianza. Nuestros compañeros del “Programa de Empleo” le propusieron iniciar un proceso terapéutico en el “Equipo de Acompañamiento”, al constatar que los trabajos se le escapaban de las manos, teniendo una formación más que adecuada…
Accede al texto del testimonio completo mientras escuchas el audio con la historia de Pablo. Descárgatelo en PDF para leerlo en otro momento.