Los voluntarios y participantes del Centro Betania compartieron una jornada festiva y de convivencia, acompañados por la comunidad parroquial, con motivo de la celebración de la festividad de San Ildefonso, patrono de la parroquia en la que está ubicado este proyecto enmarcado en el Programa Volver a Ser de Cáritas Diocesana de Valladolid que se desarrolla conjuntamente con la Unidad Parroquial Sagrada Familia – San Ildefonso.
La primera parte del estuvo centrada en el II CERTAMEN DE MICRORELATO convocado por el Centro con motivo de la celebración del Día de las Personas Sin Hogar el pasado 29 de noviembre.
La velada comenzó con una breve exposición de los requisitos de las obras presentadas, en cuyas bases se incluía que el tema sería libre y la condición de que en el microrrelato se mencionara la palabra “Misericordia”.
A continuación se procedió a la lectura del Acta del Fallo del Jurado que valoró los textos presentados al Certamen.
Los microrrelatos ganadores fueron leídos por sus autores, Carlos y Manuel, que emocionaron con sus palabras a todos los que se acercaron al Centro de día Betania a compartir esta velada.
La entrega de premios finalizó con una foto de familia, para continuar el encuentro con la celebración de la Eucaristía de la comunidad parroquial y terminar la jornada con un pequeño ágape en uno de los locales de la parroquia.
Los asistentes recibieron como regalo un libro que recoge los datos biográficos más destacados en la vida de san Ildefonso.
Los relatos premiados son los siguientes:
Primer premio: “La historia de José”
A principios de los cincuenta tuvo lugar el nacimiento del cuarto hijo de una familia de campo, a quién le pusieron el nombre de José.
José tuvo una infancia feliz y una adolescencia típica de cualquier chico de su edad. Años más tarde conoció a una joven con la que acabó casándose y tuvieron tres hijos.
Todo transcurría aparentemente con normalidad pero en los noventa, se empezaron a torcer las cosas. José e Inés, que así se llamaba la mujer, discutían continuamente. Ella empezó a gastar sin medida, viviendo por encima de sus posibilidades.
José sufría pero aguantaba por no separarse de sus hijos. Inés le culpaba de la situación y así se lo hacía entender a sus hijos.
En 2012 se divorciaron porque José no podía más.
José vive en una habitación de alquiler. Cuando regresa por la noche a esa fría estancia, piensa en lo que ha sido su vida… A Inés no le guarda rencor por el daño que le ha causado, sólo le pide a Dios que tenga misericordia de ella y de sus hijos.
Vive con la esperanza que algún día recapaciten y se den cuenta que José no merece el mal que le han causado.
Segundo premio: “Sintiendo a Dios y su misericordia”
En mi recorrido como cristiano amando al Señor he observado que hay personas que ignoran la misericordia del Señor. Unos no la quieren ver, otros se conforman con llevar una vida desastrosa, y no piensan en el camino de esperanza que el Señor nos muestra a cada instante y a cada momento.
La misericordia del Señor es infinita ya que perdona a todos los que se arrepienten, y porque nos da aquello que de verdad necesitamos para llevar una vida de orden y conforme a Dios.
Cuando me despierto levanto mis ojos al Señor y durante el resto del día le pido que me conceda la Gracia de aumentar mi fe. Es así como siento su verdadera misericordia. Sé que Dios me da su bendición. Por este motivo debemos estar en constante oración. El Señor es justo, es misericordioso y ayuda al que se lo pida. Si uno abre su corazón hacia Él, él derramará su misericordia sobre todos y cada uno de nosotros.
Señor no olvides que estoy aquí. Te necesito. Haz en mi según tu voluntad. Dame fe, esperanza y fortaleza. Guíame por el camino recto que me lleve a tu gloria.