Al comenzar un nuevo curso pastoral todos nos sentimos animados a retomar aspectos importantes de nuestro hacer que guardan relación con el momento eclesial que estamos viviendo y con la circunstancia social que nos toca vivir.
Sobre el momento eclesial – diocesano que estamos viviendo, dos son los aspectos que deben marcar nuestro trabajo. Por un lado continuar con las tareas propias del Año Jubilar de la Misericordia, buscando una vivencia concreta, material y espiritual, de las obras de misericordia, buscando que la Puerta de Caridad abierta en nuestra Diócesis sea una puerta que lleve al Evangelio y al encuentro con Jesús, vivo y resucitado, sobre todo en este tramo último del Año Jubilar.
Por lo que toca al momento diocesano, lo referido al Congreso Eucarístico y la importancia del Domingo y la celebración de la Eucaristía. Por ello y desde esta perspectiva es preciso revisar y retomar todo lo relativo a la Comunicación Cristiana de Bienes, como lugar propio de la financiación del ejercicio de la caridad y expresión de caridad fraterna. Para ello debemos dar sentido a las colectas y aportaciones de las Parroquias, las colectas vinculadas a las campañas institucionales, así como las aportaciones realizadas con motivo de determinadas celebraciones eucarísticas, como primeras comuniones y fiestas patronales. Todo ello deberá enmarcarse dentro de un ejercicio de comunión fraterna de bienes, al servicio de los más pobres, dando efectividad y credibilidad a la Comunicación Cristiana de Bienes, haciendo de ello un Testimonio de Caridad Diocesano dirigido a los que, de entre nosotros, más sufren.
Dentro del ámbito pastoral de nuestro hacer, además de cuidar el Acogimiento Personal cuando vienen a nosotros, es preciso crear y potenciar lugares de encuentro entre personas, de comunión y de relación, en el propio ámbito de la parroquia, que por definición es Casa y Hogar, abriendo estos lugares a las personas necesitadas, pobres, muchos de ellos ancianos y niños, que necesitan cercanía, relación y educación. Por ello seguimos animando y apoyando a las Parroquias en la tareas de las actividades relacionadas con Mayores y Niños, potenciando los Talleres y las Aulas.
Un aspecto importante que debemos cuidar es la vinculación entre Caridad y Sacramentos, buscando que la catequesis sacramental tenga una referencia clara y explícita al ejercicio de la Caridad, de manera especial en las catequesis de Comunión y Confirmación, de esta manera la Eucaristía, culmen de la Iniciación Cristiana, podrá expresarse plenamente como Sacramento de Caridad.
Por lo que toca al cuidado de las personas, es preciso seguir potenciando la espiritualidad a través de los retiros y de los espacios propios de oración dentro de nuestros encuentros de actividad.
Por último y en lo que toca a los retos eclesiales que han tenido especial receptividad, el lanzado por “Laudato Si” nos plantea una puerta abierta a la sensibilidad medioambiental, a tomar conciencia de los problemas de la Casa Común y a promover iniciativas concretas en esta dirección.