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Una relectura de «Iglesia, servidora de los pobres»

La Escuela de Formación Social de Cáritas Diocesana de Valladolid celebrará una nueva edición centrada en una relectura de la Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Iglesia, servidora de los pobres y situada este año en el marco del proceso participativo “Hacia una Cáritas animadora de la Caridad en la Comunidad Cristiana”.

Cáritas Diocesana de Valladolid está inmersa en el curso 2018-19 en un proceso de reflexión con el objetivo de elaborar comunitariamente, con la participación de todos los agentes, unas líneas de trabajo para los próximos años con el fin de que Cáritas sea animadora de la caridad en la comunidad cristiana.

El documento de referencia de este proceso es la Instrucción Pastoral Iglesia, servidora de los pobres, aprobada por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal en abril de 2015.

Son varios los medios que se han articulado para desarrollar este proceso. La formación permanente de los agentes de Cáritas, retiros, Asamblea-Jornada Diocesana, … y otras reuniones y encuentros. También la Escuela de Formación Social se configurado como una pieza más del mismo.

Objetivo de la Escuela de Formación Social

Enmarcada en el proceso señalado, la Escuela aportación de la Escuela es ofrecer una lectura desde la situación actual de la Instrucción Pastoral que está sirviendo de referencia para la reflexión.

Recordemos que este documento de la Iglesia Española está articulado en cuatro partes:

  1. La situación social que nos interpela, en la que de manera sencilla se señalan las nuevas pobrezas y dos situaciones que empobrecen a la sociedad: la corrupción y la pobreza espiritual.
  2. Los factores que explican esta situación es el contenido de la segunda parte que tienen mucho que ver con la concepción antropológica dominante que niega la primacía del ser humano.
  3. En la tercera parte se recuerdan los principios de la Doctrina Social de la Iglesia que “nos orientan en la recta ordenación de las relaciones humanas y de la sociedad, y nos permiten formar un juicio moral sobre las realidades sociales”. Llama la atención que a los principios tradicionales del corpus doctrinal de las enseñanzas sociales de la Iglesia se añade el derecho a un trabajo digno y estable.
  4. Por último, cierran el documento ocho propuestas esperanzadoras desde la fe ofrecidas como “pautas para el compromiso caritativo, social y político en el momento histórico que nos toca vivir” para hacer realidad esta afirmación: la Iglesia es Caridad.

Esta misma estructura es la que también ordena los contenidos de la Escuela de Formación Social.

Contenidos y conferenciantes

Como venimos indicando, la Escuela de Formación Social de este año va a profundizar en algunos aspectos de la Instrucción Pastoral Iglesia, servidora de los pobres.

Comenzará con D. Raúl Flores Martos, Coordinador del equipo de Estudios de Cáritas Española, que pondrá sobre la mesa las interpelaciones que hoy nos hace la realidad a partir de las conclusiones que está aportando la preparación del VIII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España de la Fundación FOESSA. No se trata de la presentación de dicho informe, sino de algunas claves que nos permiten entender mejor que es lo que está ocurriendo.

El nuevo Delegado Episcopal de Cáritas Española, D. Vicente Martín Muñoz, reflexionará en la segunda jornada sobre cómo situarse ante esta realidad la Iglesia, llamada a ser samaritana, pobre y evangelizadora. Es decir, cómo ser Buena Noticia para las personas y familias que sufren el empobrecimiento o la exclusión social, cómo construir comunidades de acogida en las que nadie se sienta excluido, cómo contribuir a la transformación de la sociedad en la dirección del Reino de Dios. Desde su rica experiencia de vinculación a Cáritas, sin duda aportará luz sobre todos estos temas.

Cerrará la edición de 2019 de la Escuela D. Fernando García Cadiñanos, Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Burgos y profesor en la Escuela de Caridad de Cáritas Española, quien disertará sobre la relación entre el ejercicio de la acción caritativo social y la Doctrina Social de la Iglesia. Los cristianos en general, y los agentes de la pastoral sociocaritativa en particular, seguimos presentando como carencia el desconocimiento de las enseñanzas sociales. Por ello, en ocasiones nos faltan criterios propios que fundamenten y justifiquen la acción social. D. Fernando recordará el importante valor de la Doctrina Social de la Iglesia para un discernimiento de la realidad coherente con el Evangelio de Jesucristo.

Como puede verse, se va a contar con conferenciantes muy cualificados, que sin duda ayudarán a Cáritas, al resto de entidades diocesanas para el servicio de un desarrollo humano integral (Justicia y Paz, Manos Unidas, Pastoral de la Salud, Pastoral de Migraciones, Pastoral Obrera y CONFER) y al conjunto de la Iglesia de Valladolid a ser más fieles a nuestra identidad en el servicio a los pobres.

La programación de la Escuela

Se celebrará, como estos últimos años, en el Colegio San José de la Plaza de Santa Cruz, que cede gratuitamente a Cáritas su sala de conferencias.

Tendrá lugar los martes 12, 19 y 26 del mes de marzo, de 18.00 a 19.30.

Además de a las personas de Cáritas, la Escuela de Formación Social está destinada a los agentes de las diferentes entidades diocesanas para el servicio de un Desarrollo Humano Integral, a todos los cristianos y a las personas interesadas. La entrada es libre hasta completar el aforo.

El programa de la Escuela puede descargarse pinchando en el siguiente enlace: https://view.publitas.com/caritas-diocesana-valladolid/escuela-de-formacion-social-19-cartel/

Un curso para avanzar en los retos en la acción caritativo social

Durante el pasado curso se profundizó en los importantes cambios que se están produciendo hoy y  que supone para la acción caritativa y social de la Iglesia. Recordamos algunos de los retos más relevantes a los que Cáritas Diocesana de Valladolid intentará dar respuesta en el nuevo curso.

1. Afrontar las realidades sociales con mirada profunda y fantasía creadora.

Los cambios que se producen en el contexto de una globalización creciente no solo afectan a lo social, sino también a lo cultural y político, y resultan cada vez más rápidos.

El primer reto que se nos plantea en la acción caritativa y social de la Iglesia es descubrir los nuevos rostros de los pobres y, a partir de ahí, tener la capacidad creadora de dar respuestas novedosas, innovadoras y significativas que visibilicen que es posible organizar la sociedad y la misma caridad de otra forma.

2. Fortalecer la animación comunitaria y cuidar a los agentes.

Hay que insistir en algo que decimos mucho pero no acabamos de conseguir: la caridad es tarea de toda la Iglesia. Es tarea de cada fiel y es tarea de toda la comunidad. Tenemos el reto de recuperar el sujeto eclesial de la caridad: la comunidad.

Y para ello hay que superar dos tendencias:

  1. La disociación “Cáritas sí, la Iglesia no”, por la que no se reconoce que el servicio que presta Cáritas es un servicio de la Iglesia.
  2. La disociación entre culto y caridad. Eucaristía y Caridad están íntimamente unidas. Donde hay Eucaristía debe haber Cáritas, y donde hay Cáritas debe haber Eucaristía.

Recuperar el sujeto de la caridad implica dos tareas fundamentales:

  • Cuidar de los agentes, su acompañamiento y formación, tanto técnica como del corazón.
  • Implicar a toda la comunidad, y por tanto, es necesaria la sensibilización, la información y la creación de diferentes cauces de participación para que la comunidad se sienta la responsable de la caridad.
3. Cultivar una sólida espiritualidad y profundizar en la dimensión evangelizadora de la caridad.

El fundamento de la caridad es una sólida espiritualidad. Es el Espíritu del Señor el que motiva, mueve, impulsa y orienta el servicio de la caridad.

Es una espiritualidad que tiene unas características propias: trinitaria, encarnada, de ojos y oídos abiertos a los pobres, de la ternura, de la gracia, transformadora, pascual y eucarística.

Además de esa espiritualidad que da fundamento y consistencia a la acción caritativa, es necesario profundizar en el sentido de la misma, que no es otro que ser testimonio del amor del Padre-Madre Dios en medio del mundo, en especial de los empobrecidos. Es decir, evangelizar  los pobres y levantar a los oprimidos. Y evangelizar en el campo de lo social es acompañar, trabajar por la justicia y denunciar la injusticia, ejercer una caridad más profética y hacer un anuncio explícito de Jesús cuando tengamos oportunidad, pues la pobreza más honda es la ausencia de Dios.

4. Ser una Iglesia pobre que apuesta con decisión por los más débiles y pobres.

Los pobres, en el sentido más amplio del término, no son simplemente los destinatarios de nuestra acción. Son también partícipes, sujetos activos y protagonistas en el proceso de su propio desarrollo y de la transformación de la sociedad.

Hay que dar a los pobres el lugar que les pertenece y escucharles. Queremos trabajar con los pobres y desde los pobres, apostando por espacios no rentables y acciones significativas, lo que supone ver la realidad desde el lugar del pobre y desde ahí definir criterios, actitudes y prioridades y configurar nuestros proyectos personales, pastorales y sociales.

La celebración de la Jornada Mundial de los Pobres es un hito importante en este camino para conseguir que los pobres sean, no solo los destinatarios de nuestro servicio, sino el motivo de nuestro compromiso y configuradores de nuestro ser y hacer.

5. Promover una caridad al servicio de un desarrollo humano integral.

La caridad no es dar. La caridad es encuentro con el otro, acogida y acompañarle en su propio desarrollo. Claro que hay que atender las necesidades materiales, pero además hay que ayudarle en su desarrollo personal integral: intelectual, moral, social, espiritual y religioso.

El amor que permite descubrir las carencias y necesidades del otro, nos hace también ser conscientes de las capacidades y posibilidades que también tiene. Entonces el servicio de la caridad consiste en ayudar al otro a ser, a crecer, a desarrollarse en todas sus dimensiones humanas.  En definitiva, un desarrollo integral que une cuerpo y alma, dimensión individual y comunitaria, lo personal y lo social.

6. Trabajar por la justicia y transformar las estructuras que generan pobreza.

La primera exigencia del amor es la justicia. No podemos dar a los pobres por solidaridad aquello a lo que tienen derecho por justicia. Pero la caridad cristiana va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo ‘mío’ al otro.

Como nos recuerdan nuestros obispos en Iglesia servidora de los pobres, n. 40 “la Iglesia nos llama al compromiso social, transformador de las personas y de las causas de las pobrezas, que denuncie la injusticia, que alivie el dolor y el sufrimiento, y sea capaz también de ofrecer propuestas concretas que ayuden a poner en práctica el mensaje transformador del Evangelio y asumir las implicaciones políticas de la fe y de la caridad”.

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Elaborado a partir de la publicación de Cáritas Española: “Retos que se nos plantean en la acción caritativa y social”, número 10 de la colección Pensamiento en acción, con la que podemos profundizar en el tema

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