Cáritas Diocesana de Valladolid en la Festividad del Corpus Christi - Día de la Caridad presenta su memoria correspondiente al año 2020, un año muy complicado para todas las personas.
A pesar de las dificultades gracias a la generosidad de socios y donantes; a la colaboración de las Administraciones Públicas, Asociaciones y Empresas; y al compromiso de las 719 personas voluntarias, tanto en la ciudad como en el mundo rural, se ha podido atender y acompañar a quienes han llamado a la puerta de Cáritas. De los 2.977.242,60 € destinados a las diferentes acciones se han beneficiado 14.243 personas.
SALUDA
Nos atrevemos a decir que esta memoria será parte de tu memoria. Cuando recuerdes tu vivencia de lo que pasó en nuestro planeta Tierra en 2020 el corazón te preguntará dónde, con quién y cómo estuviste. En estas páginas respondemos dónde, con quién y cómo estuvimos quienes formamos parte de Cáritas en Valladolid.
El papa Francisco, en el mensaje a la ONU con ocasión de su 75º aniversario nos dice que de una crisis no se sale igual. O salimos mejores o salimos peores. Cáritas Diocesana somos personas, equipos y comunidades que hemos tratado de estar con quienes especialmente han vivido este tiempo con miedo, incertidumbre, dolor o cansancio, acogiendo y escuchando, acompañando y alentando. Junto al dato cuantitativo hacemos zoom para contar la pequeña historia que cuentan las fotografías y los testimonios que hemos ido recogiendo en ese tiempo en que empezamos a convivir con la incertidumbre.
Hemos aprendido a consolar sin abrazar, a sonreír con la mascarilla puesta y a liberar lágrimas que generan vínculos creativos. La pandemia nos ha resituado, ha mostrado algunas de nuestras debilidades personales e institucionales; pero también nos ha recordado lo más genuino nuestro, la comunidad: la comunidad que cuida, que sostiene, que alienta. Hombres y mujeres en las parroquias, en los pueblos y en los barrios sumando gestos y manos que tejen redes de fraternidad.
La mirada a esos meses nos recuerda la intensidad de las semanas que no tenían ni lunes ni domingos; los gestos de aliento multiplicado en las redes sociales; la creatividad de los equipos para dar respuesta a las dificultades de cada día; la confección de mascarillas cuando no había; el vértigo que sentíamos cuando alguien comunicaba que era positivo; la alegría cuando alguien de los nuestros superaba el virus. Hemos sentido muy cerca a nuestros Obispos.
La memoria es también un acto de agradecimiento y este año no puede faltar el reconocimiento a cuantas entidades públicas, privadas y sociales contaron con nosotros y nosotros con ellas para responder de la mejor manera a la vulnerabilidad de nuestra sociedad. Reuniones de coordinación, llamadas de ánimo, gestión de donaciones, respuestas de emergencia... Quienes presentamos este documento queremos explicitar nuestro testimonio de gratitud a Cáritas Española por su labor acompañante y facilitadora de nuestra labor. Sentimos que no hemos caminado solos.
Esta memoria no se olvida de quienes fueron amigos y amigas de Cáritas regalando con generosidad su tiempo y compartiendo su solidaridad fraterna y que el virus les arrebató la vida. Sabed que vuestra semilla ha germinado en tierra buena.
Y gracias, a ti, amigo/a que nos vas a leer con cariño. Un trozo de esta memoria es tuya.